Ciudad de vida y muerte, mitos nacionales (2)

Posted: sábado, 12 de noviembre de 2011 by Contacto in Etiquetas: , , ,
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Ciudad de vida y muerte
Dirección y guion: Chuan Lu
País: China 
Fecha de estreno: 22 de abril de 2009
Presupuesto estimado: 12 millones de dólares


1. ¿Más de lo mismo?

En mi última entrada hablé de Battle for honor, una película bielorrusa basada en la defensa de una fortaleza soviética en el marco de la segunda guerra mundial. La película que nos ocupa esta semana, Ciudad de vida y muerte, narra la defensa (y masacre) de la ciudad de Nankín, durante la segunda guerra chino-japonesa. De nuevo, tenemos la defensa de una plaza como conflicto y la dinámica supervivencia-sacrificio como polos emocionales, tenemos agresión extranjera y enaltecimiento del heroísmo y, con él, el topos del mito nacional. Y ahora, toca defender por qué lo que en la película bielorrusa no funciona, aquí sí. Con los mismos elementos, apuntando en la misma dirección, Ciudad de vida y muerte es una buena película pese a las banderitas y las proclamas. En cuanto al cine nacional, hablaré de banal aboutness, de Mette Hjort, otro de los aspectos importantes a la hora de ir repartiendo etiquetas y pegatinas.

2. Un malo como dios manda

A diferencia de Battle for honor o la anterior En tierra hostil, en esta película tenemos la presencia del otro, personajes enteros, bien dibujados, consistentes. Además, tenemos las dos caras de la moneda: así como ahora se destila el tipo malvado-cabroncete con el que es difícil no encariñarse, en la película tenemos al demonio del general Iwane y a un joven oficial que va en busca del heroísmo y se lo acaban comiendo los remordimientos. Esto, por un lado, acaba con el maniqueísmo idiota y retrata mejor lo que es una guerra, procurando verosimilitud y ahuyentando el olor a panfleto. Humanizar al enemigo desplaza el centro de atención de la nación a temas como la solidaridad humana o las clases sociales, dándole un poco de vuelo a lo que en primera instancia parecía otra película sobre los horrores que sufrió la patria y la necesidad de estar unidos bajo no se sabe bien qué y una bandera.


 3. Banal aboutness

Podríamos traducir este término como referencia banal (se aceptan sugerencias) y consiste en la aparición, en escena, de elementos relativos a lo nacional cuyo peso específico es puramente ornamental. Es decir, que en una película salga la Sagrada Familia o se coma paella no implica que estemos hablando de cine español, o si lo hace, será en un sentido laxo del concepto de nacional. El pintoresquismo como paisaje de fondo celebra una especificidad obvia y que no tiene mayor alcance que la verdad inmutable de que los sitios distintos son, efectivamente, distintos.

Ciudad de vida y muerte pese al sustrato nacionalista funciona mejor porque se aleja del modelo americano y presenta una especificidad más atrayente. Gran parte del cine chino, japonés o de Hong Kong responde a un sentido del ritmo, a un cuidado del detalle y la fotografía, de la puesta en escena, distinta al cine occidental. Pese al diálogo entre ambos cines, Yimou, Kitano, Wong Kar-Way y Kim Ki-Duk, por mencionar a lo más conocidos, manejan un lenguaje cinematográfico propio que se traduce en los aspectos mencionados antes. En ese sentido, Ciudad de vida y muerte, habla de un mito nacional chino desde un lenguaje cinematográfico propio, pese a algunas concesiones.

Junto a la representación del otro, el otro atractivo de la película son sus méritos formales. Una cámara al hombro que no marea, una fotografía muy cuidada, y unas escenas muy duras tratadas con sobriedad. El guion dosifica bien la trama y procura un ritmo muy atractivo. El mejor ejemplo es la escena que recoge la celebración de la victoria japonesa con un ritual samurái, escena que podéis ver en el tráiler enlazado. 


4. Sobre el cine nacional


El concepto de cine nacional se acostumbra a utilizar para referirse a el cine que, en oposición al cine comercial norteamericano, se produce en países con industrias cinematográficas pequeñas. De la resistencia económica se pasó a la especificidad, y por ello se refinó el término y pasó a designar a aquel cine que, de algún modo, consignaba una especificidad nacional. De ahí que dentro de este paraguas cupieran cines de países tan distintos como el danés, el armenio o el yemení. Como podemos observar, el acento - y el interés- se desplazó a uno de los polos de la cuestión: la nación estrangulada por las representaciones extranjeras y omnímodas, dejando de lado la otra cara de una misma idea. Es aquí cuando entran las consideraciones sobre el cine bélico como generador de mitologías privadas.
  
Gorka Maiztegui Zuazo

1 comentarios:

  1. Anónimo says:

    Hola
    Estoy de acuerdo con usted. Cine naconal es industria local. Y desde luego los guiones y puesta en escena consisten en privatizar mitologías y una mitopoiesis que exalta tipologías.
    Banderas de nuestros padres de clint Easwood + Akira Kurosawa= a épica que no rechina. Pero como Ciudad de vida y muerte es épica china algo ha de rechinar: el rostro de la batalla son chinos. Soldados obreros de a 100€ al mes. Y se identifica no vida con interrupción del trabajo.

    El Partido Comunista Chino es la mayor empresa de trabajo temporal del planeta. Y las empresas de trabajo temporal y subeempleo también se han de anunciar. O recordar lo evidente de que sin trabajo eres un muerto social.

    Muchas gracias por destacar una película que su no resonanvcia mediática verifica su tesis: darle publicidad a esta producción resta espectadores a otros "cines" nacionales.

    amm

CC

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