Cine y discapacidad

Posted: viernes, 2 de marzo de 2012 by Contacto in Etiquetas: ,
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No es común contemplar en la gran pantalla largometrajes cuya temática gire alrededor de la discapacidad. Es menos común aún ver personas con discapacidad en el equipo artístico o técnico de alguna producción cinematográfica. La discapacidad es prácticamente una realidad ignorada en la gran pantalla. No obstante, existe un pequeño conjunto de películas nacido de la intersección entre el séptimo arte y el mundo de la discapacidad. Ese grupo o subgénero es el que analizaremos con el objetivo de conocer cuáles han sido las principales producciones que lo componen y qué podemos aprender de ellas.

Nuestro objetivo es fijar la vista en los cortometrajes de estas características que se realizan actualmente en el estado español ya que su proximidad social  y cultural nos permite ver muy bien reflejados, en muchos casos, temas claves para comprender la realidad de la discapacidad.

Aunque estos cortometrajes son los que centrarán nuestra atención, son de obligada mención algunos largometrajes míticos que han hecho de alguna discapacidad su tema:

Freaks (Tod Browning, 1932) donde aparecen personas con discapacidad en el contexto del mundo del circo y se las muestra con admiración y espíritu de solidaridad. La trama muestra valores de compañerismo y unidad entre los personajes “freaks” (personas con alguna particularidad física o deficiencia mental que vivían y trabajaban en circos y ferias ambulantes). No obstante en los años 30 no fue entendido el punto de vista de Bowning y fue tachada en muchos medios de “morbosa” o “inmoral” y su visualización prohibida en muchas salas.

El milagro de Ana Sullivan (Arthur Penn, 1962) narra de forma magistral la historia de vocación de Ana Sullivan y de superación de Hellen Keller, una niña sordociega que sale de la noche de la incomunicación al sol de las palabras, por medio de la labor de su maestra, quien gracias a la lengua de signos apoyada y a una paciencia larga consigue enseñarle el mundo a su alumna. Es de obligatoria visualización para logopedas, guías-intérpretes de lengua de signos, educadores especiales y pedagogos en general.


Hijos de un Dios Menor (Randa Haines, 1986) destaca entre todas las películas del subgénero que analizamos por ser protagonizada por una actriz sorda, Marlee Martlin, quien ganó ese año el Óscar a mejor actriz. Este largometraje es un excelente documento sociológico y antropológico para acercarse al mundo de las personas Sordas. Nos explica por medio de la historia de amor entre un profesor oyente y una alumna sorda, la cantidad de dificultades que existen para que el mundo sordo y el oyente derrumben las barreras de comunicación que los separa.

Rain Man (Barry Levinson, 1988) es otro icono imprescindible del tratamiento de la discapacidad en el cine. Gano 4 Óscars, incluyendo Mejor Película y Mejor Actor. Bien documentada y bien narrada, la película trata de la realidad del autismo y de su interesante variante del síndrome de savant. En la historia vemos a un joven vividor y egoísta (Tom Cruise) luchando por recuperar la herencia que su padre le negó y que legó a su hermano autista (Dustin Hoffman). En el aprendizaje del protagonista, que descubre la manera de relacionarse y querer a su hermano, reconocemos las características y los códigos mentales y sociales que describen al autismo.

Esta película muestra ejemplarmente la utilidad del cine en labores de pedagogía y visualización.  “Si Tom Cruise quiere a su hermano con discapacidad, ¿por qué no yo?” podrían pensar los hermanos de personas con discapacidad. El tono de humor, la inteligencia del guión y el realismo del tratamiento de su tema, la convierten en una película extraordinaria del subgénero que nos ocupa.

Yo soy Sam (Jessie Nelson, 2001) es un largometraje donde destacan la excelente labor actoral de Sean Penn y la presencia de personas con discapacidad intelectual en la pantalla, hecho poco usual. La trama gira en torno a la lucha de un padre con ligero retraso mental y rasgos autistas por la custodia de su hija de siete años. La película es emotiva y efectiva cinematográficamente hablando, falla quizás desde un punto de vista pedagógico identificando bondad y discapacidad intelectual, un auténtico “prejuicio positivo” que suele arrastrar injusta y gratuitamente este colectivo de discapacitados. La genial Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994) es otra película que comparte este prejuicio. La capacidad intelectual no tiene porque comprometer la calidad ética. Esto es una especie de socratismo ético invertido. Sócrates defendía que el conocimiento de la verdad acarreaba consigo una vida virtuosa y feliz, algo así como decir que la altura ética de las personas dependía de sus capacidades intelectuales, las películas que hemos mencionado defienden lo contrario. Pero quizás ambos extremos sean falsos y la inteligencia y la bondad pertenezcan a parcelas diferenciadas de nuestra psiqué.

Otras películas a destacar son: Mi Pie Izquierdo (Jim Sheridan, 1989), Gaby, una historia verdadera (Luis Mandoky, 1987), Despertares (Penny Marshall, 1990) Nacional 7 (Jean Pierre Sinapi, 2000), Bailando en la Oscuridad (Lans Von Traer, 2000), Una Mente Maravillosa (Ron Howard, 2001).

En el ámbito estatal destacan los largometrajes siguientes: Carne Trémula (Almodóvar, 1997) Piedras (Ramón Salazar, 2001), Planta 4ta (Antonio Mercero, 2003), León y Olvido (Xavier Bermúdez), Mar Adentro (Alejandro Amenábar, 2004), El Truco del Manco (Santiago Zannou, 2008), Yo También (Antonio Naharro, 2009).

Una vez realizada esta breve panorámica de las películas más célebres que han tratado la discapacidad, vamos a centrarnos en el análisis crítico de diversos cortometrajes españoles que nos ayudarán a conocer varios aspectos y características de diferentes discapacidades. Todos los cortometrajes que analizaremos han participado en el certamen Cinemobile y han sido realizados por profesionales vinculados al mundo de la discapacidad en algunos casos y por personas con discapacidad en otros.

Como guía a la visualización de estos trabajos proponemos un recorrido que sigue temas claves de reflexión en torno al mundo de la discapacidad: eros (sexualidad), tanatos (muerte), integración y normalización. Como capítulo especial incluimos un análisis de la situación del cine hecho por la comunidad Sorda, por ser ésta la discapacidad que ha tenido un trato específico en el certamen Cinemobile.


Eros, cine y discapacidad.

La sexualidad en la discapacidad es un terreno plagado de prejuicios y barreras. Es una cuestión compleja en la que ninguna generalización es válida. No obstante, en los cortometrajes seleccionados podemos ver algunas situaciones arquetípicas tales como las de considerar a algunas personas con discapacidad “ángeles” o “eternos niños” en relación a éste ámbito y en consecuencia la de ver a familiares y tutores ejerciendo de principal barrera que estas personas deben franquear para poder vivir una vida sexualmente plena.

Otro tema recurrente son los miedos y barreras psicológicas que debe enfrentar una persona que redescubre la sexualidad después de un accidente o enfermedad que la haya llevado a vivir una discapacidad. Y también la serie de obstáculos psicológicos y sociales que deben superar las parejas en las que uno de sus miembros está en situación de discapacidad. También existe la cuestión de la visualización de cuerpos diferentes que exponen un tipo de atracción o belleza diferente al dictado por las pasarelas y anuncios publicitarios.

Ángeles (Esmeralda Valderrama, 2011) es la ejemplificación, en clave de humor, de aquel estereotipo que parece muy difícil de erradicar en el cuál las personas con alguna clase de discapacidad intelectual, en el caso del corto Síndrome Down, son considerados seres asexuales y castos como los ángeles e inocentes y buenos como los niños. En el corto dos “ángeles-down”  se preparan para volar y al final se estrellan contra una plataforma y uno de los dos seres alados exclama: “va a ser que no somos ángeles”…

Las personas con discapacidad intelectual no son más inocentes, ni más buenas, ni más castas, ni más puras que las personas que no tienen discapacidad. Tampoco son lo contrario. En el sentido de tener deseo sexual, desear querer y ser querido,  estas  personas  no  presentan  ninguna  diferencia  con  el  resto  de  la población, quizás no compartimos los mismos esquemas mentales, pero nuestras necesidades afectivas son las mismas. Querer diferenciarlas en éste ámbito es un acto  de  discriminación que  genera  multitud  de  casos  de  dolorosas  injusticias: parejas que son separadas, intimidad y emancipación negadas, inclinaciones sexuales prohibidas y necesidades afectivas no satisfechas.   En esta dirección todavía es largo el camino que le queda a la sociedad por recorrer. Es notorio que en este ámbito coincide poco lo que se dice y lo que se hace ya que en la práctica, a pesar de muchos discursos “normalizadores” de educadores, monitores, tutores y profesionales vinculados, no ha llegado todavía la emancipación sexual de estos colectivos.

En este terreno es imprescindible destacar el excelente documental Realidades Ajenas  (Rosa Blas, 2009) donde se recopilan algunos testimonios de personas con diferentes tipos de discapacidad y en las que se plantean con claridad pedagógica  los  ejes  centrales  de  la  cuestión:  los  ya  citados  prejuicios  que consideran a los discapacitados intelectuales como seres asexuados, las barreras de los familiares a que las personas con discapacidad mantengan relaciones sexuales y afectivas, la dificultad de tener intimidad para personas con movilidad reducida, los miedos y traumas en torno al físico y la imagen con los que luchan los cuerpos que no cumplen los cánones de belleza decretados por los masmedia, etc. Los testimonios logran romper estereotipos y replantear la cuestión con normalidad y sinceridad.




Destacamos a este respeto también el cortometraje Amateur (Manuel Cañizares, 2007) que nos habla de la primera relación sexual de un chico en silla de ruedas después del accidente que lo ha dejado paralítico. El primer encuentro sexual de una persona con una discapacidad física adquirida representa un verdadero bautizo de fuego y una situación plagada de temores e inseguridades que pueden afectar mucho psicológicamente el proceso de adaptación de la persona a su nueva situación. En éste cortometraje somos testimonios de la reiniciación a la sexualidad vivida de forma normalizada y plena en el encuentro de una pareja, en la que uno de sus miembros tiene una lesión medular.  Es importante en este corto la figura del mentor, un hombre maduro ya experimentado, que también está en silla de ruedas y que aconseja y tranquiliza al protagonista con sencillas verdades, tales como que el sexo se siente principalmente en la cabeza y el corazón.

En el Viaje del Escritor de Vogler, libro que adapta las teorías del mitólogo Joseph Cambell explicadas en El Héroe de las Mil Caras y las lleva al terreno del guión cinematográfico, explica que “el mentor” es una figura arquetípica que enseña algo importante al protagonista, es un héroe que ya ha hecho su viaje y ahora está de vuelta y comparte lo que aprendió con su pupilo. Recordemos al Sr Miyagui en Karate Kid o a Obi-Wan Kenobi en La Guerra de las Galaxias y tendremos la idea exacta del mentor. Esta figura más allá de la mitología y del cine existe en la realidad. En el mundo de la educación especial es la figura del modelo referente, una persona adulta y profesional que comparte discapacidad con sus alumnos y que les sirve de ejemplo positivo de cómo pueden ser ellos en el futuro. En Amateur vemos un buen ejemplo de ésta figura y su función. En el documental Escucha (Maria Jesús Murillo, 2012) y en el corto Esperant a Nonot (Pablo García, 2012) vemos ejemplos de profesorado sordo que le sirve también de modelo referente a su alumnado.

Amateur tiene también la virtud de reflejar otra realidad y es la que los prejuicios y las  barreras que deben superarse cuando una persona con discapacidad y otra que no la tienen empiezan una relación son bilaterales. Cada parte tiene sus propias dudas y temores.

En este sentido un cortometraje que nos enseña ambas caras de la moneda es Parada Intermedia (Sergio Sanus, 2008) un corto de ficción en que vemos como una pareja se conoce en un ascensor. La chica es ciega y él no. En el proceso de conocerse el chico se enamora de ella por sus cualidades: su habilidad con las manos, su oído –ella le da una auténtica clase de escucha –, su sentido del ritmo, su ingenio y sinceridad. Él se fija en sus capacidades y valores dejando en un segundo plano su discapacidad. Por otra parte la chica ciega tiene el valor de superar la sensación paranoica de estar siendo observada y la desconfianza inicial hacia “el otro que ve lo que yo no puedo”. Al igual que en Amateur, se refleja la dificultad, a la vez que la posibilidad, de amar por encima de barreras y prejuicios.
Otros cortometrajes que reflejan cuestiones relacionadas con la discapacidad y la sexualidad son: I perquè nosaltres no?  (Adrià Domingo, 2011), Si nos dejan (Sara Odriozola, 2011) y La Vida en Soledad (Óscar Pérez y Manolo Moya, 2010).

Tanatos, cine  y discapacidad

La discapacidad es una situación que tiene que ver con la vida, pero al final del camino, como todo, es una situación que tiene que ver con la muerte. Antes era más fácil hablar de la muerte, la sociedad de nuestros abuelos tenía un conjunto de creencias que permitía mirar a la muerte y tematizarla. Hoy en día es un tema más difícil de abordar, más incómodo que el tema del sexo, la muerte constituye el auténtico tabú de la sociedad posmoderna.

Saltándonos el tabú,  vamos a permitirnos hablar de dos realidades vinculadas a la muerte y   que podemos visualizar en los siguientes dos cortometrajes. La primera es el duelo y la segunda la eutanasia. Estas dos realidades toman sus formas propias al plantearse dentro de una situación de discapacidad.

Un duelo es un proceso de dolor que atravesamos al sufrir una pérdida significativa en la vida. Esta pérdida no necesariamente significa la muerte de un ser querido. Unos padres que se enfrentan a un diagnóstico de discapacidad de un hijo se enfrentan a este proceso, ya que sienten la pérdida del “hijo perfecto” que esperaban. También la adquisición de una discapacidad por accidente o enfermedad es seguida de un proceso de duelo. Existen también discapacidades que acarrean la muerte y quien las vive debe superar un proceso de duelo por la perdida de su propia vida.

Según la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross en su libro Morir, una cuestión de vital importancia el duelo se manifiesta en un proceso en el que podemos distinguir cinco fases, las cuales se dan en el siguiente orden:

1.- Negación (se evita la realidad de la muerte).
2.- Ira (contra el mundo, los médicos, Dios, los seres queridos, uno mismo).
3.- Negociación o pacto (se ponen “condiciones” a la muerte, se pide más tiempo, cosas a cambio, etc.).
4.- Depresión (se entra en un estado de tristeza ante la realidad a vivir).
5.- Aceptación (se es consciente de lo sucedido o de lo que esta por suceder, no equivale a alegría o bienestar, pero es un estado exento de angustia).

En el corto documental Un dios que ya no ampara (Gaizka Urresti, 2010) escuchamos diferentes testimonios de padres con hijos afectados por el síndrome de Ángelman que conlleva un profundo déficit intelectual. Podemos distinguir claramente la fase en la que se encuentran los diferentes testimonios y, lejos de discursos escapistas o guiones maquilladores, se nos plantean diversas vivencias que enfrentan las familias con un miembro afectado por este tipo de discapacidad tan severa, tales como el futuro de las personas dependientes después de la muerte de los progenitores y el golpe a la fe religiosa que representa la llegada de un infante de estas características en los hogares creyentes, que deben resolver en su interior el irresoluble trilema del mal: si Dios es bueno y si Dios es omnipotente ¿porqué existe el mal?




Alma (José Javier Pérez, 2011), uno de los documentales más sinceros, bellos y contundentes jamás grabados, aúna el tema del duelo con el de la eutanasia. En él acompañamos a un hombre afectado por ELA (esclerosis lateral amiotrófica) en el proceso de elaboración de su testamento de voluntades anticipadas donde decide dónde y cómo pasar el final de su vida. El proceso de duelo aquí narrado es el de la propia persona afectada, quien tiene la valentía y la generosidad de superar todas las fases descritas por amor a los suyos. Vemos aquí también como la situación de discapacidad es algo que trasciende al individuo y atañe a la familia. A pesar de la dureza de los temas tratados en este corto, su mensaje es un auténtico canto al amor y a la vida.

La Integración, el cine y la discapacidad

La Integración es una tarea pendiente de nuestra sociedad. Es una palabra que se usa mucho pero que se practica poco. Nuestro sistema tiende, por múltiples motivos, a dejar fuera a ciertos colectivos, a separar y a discriminar. La verdadera integración se da cuando existe una comunicación real y un intercambio bilateral en términos de normalidad entre un grupo mayoritario y personas que pertenecen a una minoría. La presencia de personas con características diferentes en un aula o en una oficina exige una apertura activa por parte de todas las personas implicadas que traerá por fuerza cambios y novedades para todas las partes. Si juntamos café con leche obtenemos café con leche, no café, tampoco leche. De igual manera, toda experiencia de inclusión debe afectar igualmente a todas las partes.

Cinéfilos (Gerardo Núñez, 2011) es un cortometraje donde en clave de humor nos muestra la manera automática que tenemos de proyectar ciertos prejuicios hacia las personas con discapacidad intelectual en el ámbito laboral y la necesidad urgente de superarlos. Este trabajo pertenece a la productora Cinesin que incluye a personas con discapacidad intelectual en todas las fases de sus producciones audiovisuales, logrando trabajos de alta calidad técnica.

De ésta misma productora es De qué tienes miedo (Gerardo Núñez, 2010), corto experimental, mitad ficción y mitad documental, que profundiza en los miedos de personas con y sin discapacidad por medio de testimonios directos. Este trabajo nos muestra de manera bella y ágil cómo son de parecidos y universales los miedos y qué poco nos diferenciamos las personas con respecto a ellos.

Colores (Jesús Méndez, 2012) es un buen cortometraje de ficción en el que de manera desenfadada se nos explica la relación entre un niño ciego y un payaso alcohólico el día de la fiesta de su cumpleaños. La principal virtud de este trabajo, junto con las destacables actuaciones, es la de mostrar que las discapacidades y las capacidades son características muy flexibles y relativas, ya que existen situaciones, como la que plantea el corto, en el que la persona ciega es “capaz de ver” cuál es el problema del otro, implicarse y ayudar. Es justo destacar que el director de este corto es una persona con discapacidad física, característica que es patente en la manera acertada y desacomplejada con que trata otros temas relacionados con la discapacidad en Cuando nos conocimos (2010), Apuntes de una Mañana (2007) y Superválidos (2010).

Este  juego  de  roles  que  se  da  en  la  vida  real  y  que  rompe  todas  las categorías que se plantean a priori tiene otro buen ejemplo en el cortometraje Sed de aire (Emilio Viñedo, 2010). Aquí asistimos a una historia de amistad en la que se nos explica una situación emotiva, dramática y humana que trasciende, sin ignorar, la situación de discapacidad.

El escondite (José Adamuz, 2008) cortometraje del que destaca la actuación de su protagonista José Esteban Lorente, nos explica la frustración de un niño con parálisis mental al no poder jugar al escondite en igualdad de condiciones con sus amigos en la escuela. En una trama tan sencilla se esconden temas importantes como la falta de integración en el ámbito del ocio y el peligro de infancia negada en el que viven muchos niños y niñas en situación de discapacidad.

En torno a la integración cabe destacar el genial cortometraje El vuelo de Coco (Andrés Román), donde un joven con síndrome de Down se enfrenta a la difícil tarea de emanciparse y tomar las riendas de su vida ante las negativas de su padre que proyecta en él sus propias frustraciones. Los problemas a los que se enfrenta el protagonista no son los derivados de su discapacidad,  los conflictos y obstáculos que se le plantean son los mismos a los que tienen que afrontar muchos jóvenes al decidir cuál es su vocación.  Que el protagonista sea una persona con síndrome de Down es una característica del personaje, pero no el eje de la historia, convirtiéndose así en otra muestra de cortometrajes que abordan la discapacidad en términos de normalidad.

Destacamos también Los ojos de Brahim (Macarena Astorga, 2011) documental en el que acompañamos a un chico ciego saharaui en un viaje de vuelta a sus raíces. La integración es un tema muy pregonado en los medios pero poco común en la realidad, este documental nos muestra un verdadero caso de este hecho minoritario.




Una muestra de normalización e integración es el uso del humor en los cortometrajes relacionados con la discapacidad. La sociedad teme reírse de ciertos temas por considerarlos políticamente incorrectos. No obstante el humor es un bálsamo y una plataforma desde la que muchas personas con discapacidad nos explican sus experiencias, conscientes de que las leyes que desamparan a estos colectivos, la falta de pensiones y ayudas y la gran desilusión de la ley de la dependencia son las verdaderas cuestiones políticamente incorrectas. Buenos ejemplos de humor desenfadado e inteligente de nuestro subgénero son Crimen Adaptado (Manuel Cañizares, 2008) y Muleta en Mano (Rafael Santos, 2011).

Otros cortometrajes que comparten experiencias de genuina integración son: Disnormales (Ricardo Rocio, 2011), Edu 30 11 (Juan Pimentel, 2011), En tus Manos (Mancera- Del Puerto, 2011), Dia a Dia (Carles Vives, 2011), La Ronda de Hector (Ricardo Carbonell, 2011), Lengua Eterna (Colina-Angeles, 2009), Oblidant a Nonot (Pablo García, 2011) Adrià i la musica dels seus somnis. (Octavi Royo, 2010) y Barreras de Cristal (Antonio Hidalgo, 2009).

El Cine Sordo

Algunas personas Sordas utilizan la lengua de signos como su primera lengua, ya que por poseer un canal de emisión y recepción viso-gestual es la lengua natural de estas personas. Esta situación sumada a la existencia de entidades centenarias que aglutinan a los colectivos de personas Sordas y las características sociales y biológicas que este colectivo comparte, ha creado  un sentimiento de comunidad y de identidad. Estos sentimientos se han expresado a menudo de manera artística; así existe una poesía sorda, la poesía visual o visual virtual, un teatro sordo, con ciertas características y pautas y, cómo no, un cine sordo.

Este último género, del que en España hay noticias ya en las décadas de los 40 con  la película “Secretos de Amor” grabada en el 1945 por el Centro Cultural de Sordos de Barcelona (CERECUSORD). Posteriormente se realizaron  películas en 9 mm como ‘Juanito el Travieso’ del director Juan Aparicio y ‘El Niño robado’ de Luis Boldú, por citar sólo dos ejemplos. Lastimosamente la mayoría de las películas grabadas en las décadas de los 50 y 60 se extraviaron durante la grabación de un documental sobre el cine sordo que realizaba Televisión Española en el año 1968.

Pero el apogeo de este género cinematográfico lo vivió la década de los 80. La Confederación Nacional de Sordos de España (CNSE) realizaba por entonces un festival anual llamado ‘Certamen Nacional de Cine Sordo’ en Madrid, paralelamente discurrían otros festivales, eran famosos el de Pamplona y el de Barcelona. De esta época son las películas, muy conocidas dentro de la comunidad sorda, ‘Fray Ponce de León’ de Josep Maria Segimon, ‘Nuestros Antepasados’ y ‘Comunicación en Silencio’ de Manuel Gil y ‘Tele Silencio’ de José Luís García. Los largometrajes de esta época se caracterizaban por sus constantes referencias a la historia de la comunidad sorda y por su tono reivindicativo.

Toda comunidad necesita mitos fundacionales, que transmitan valores identitarios. El cine sordo dedicó un tiempo sus esfuerzos a transmitir estos mitos.

Fray Ponce de León es el ejemplo más palpable, aquí se reproduce la historia del primer educador de personas sordas de España.

A partir de la década de los 90 se da un cambio de filosofía muy notorio dentro de las instituciones que aglutinan a las personas sordas y comienza un largo período de reivindicaciones culturales y lingüísticas centradas en la exigencia de la oficialización de la lengua de signos, su aplicación en el modelo educativo y la presencia de intérpretes de esta lengua en todo ámbito público. Esta forma de pensar hace que los recursos que antaño eran gastados en la organización de certámenes de teatro, poesía y cine, pasen gradualmente a invertirse en investigaciones lingüísticas, jornadas educativas de bilingüismo, formación de intérpretes, etc.

En el movimiento asociativo sordo, el dinero y el esfuerzo se decantan por la reivindicación de los derechos, la educación y la calidad de vida de las personas sordas, cuestiones urgentes que, accidentalmente, relegaron algunos aspectos de su cultura a un segundo plano.

Hoy en día las lenguas de signos del estado ya son reconocidas por ley, la lengua de signos española y la catalana son oficiales. También existe ya la opción de la educación bilingüe para las personas sordas y si bien quedan muchos derechos por conseguir, la comunidad Sorda vuelve a tener un espacio para su producción cultural y esto, en materia de séptimo arte, empieza a ser notorio. Asistimos al renacer de un género silencioso, si el cine mudo murió en su día, el cine sordo sigue en pie. Prueba de ello es que durante el último Congreso Mundial de las Personas Sordas realizado en Madrid en Julio del 2008, una sala habilitada no cesó de proyectar trabajos audiovisuales durante los cinco días que este duro, tal era la cantidad de trabajos producidos. Otra prueba de este renacer es el certamen organizado por Difusord en Barcelona que ya discurre por su quinta edición. Certámenes análogos empiezan a surgir en el País Vasco (Tolosa), en Valencia y en Madrid.

No obstante, vemos que los temas giran hoy menos en torno a la historia y a la reivindicación y que la imaginación de los creadores sordos empieza a ampliarse a nuevos horizontes. Reconocemos constantes en este género como la diáfana expresividad de la lengua de signos y el particular sentido del humor que identifica el cine sordo.

Entre los nuevos creadores cabe destacar a Ramón Cervera (Realidad Cambiar, La Puerta, 12 Preguntas). Lazaro Contreras (Quiero ser oyente, Sordomuda de Pueblo) y los colectivos Capficats (Yo tu el ella, La Sed), Mincasor (Marcapáginas, Lucía), ArteVisual (Lengua Eterna, Contigo y conmigo) y Asu (Imperfecte). Realizadores independientes que se han acercado con acierto a esta cultura son Pablo García (Oblidant a Nonot, 2012) e Isabel Mancera y Antonia del Puerto (En tus Manos, 2010).

La principal virtud de esta generación de creadores es la temática de sus cortometrajes, que ya no giran alrededor de la situación de sordera, sino en torno a temas convencionales del cine como el amor, el miedo o cualquier otro tema universal. Es decir, sus contenidos no reivindican, presentan, justifican o compadecen al sordo, a su mundo, o a su lengua. Los protagonistas efectivamente son sordos signantes, pero las tramas de estos cortometrajes narran historias policíacas, a veces auténticos trillers, existen cortometrajes de terror, dramas y comedias. Identificamos un cine hecho por personas sordas en términos de “normalidad”. Los sordos no explican su situación de sordos al espectador, sencillamente lo son.


Hacia la normalización

Ante la inminente pantallización del mundo, es de vital importancia la visualización del colectivo de personas con discapacidad en la pantalla, ya que lo que  no  aparezca  en  ella  de  alguna manera  “no  existe”.  Esta  visualización se empieza a dar y el análisis descriptivo que hemos hecho en el taller es un recorrido por diversos ejemplos de esto. No obstante, la manera como esta visualización se dé marcará mucho la manera en como este colectivo sea percibido por la sociedad.

Hemos visto analizado ejemplos de documentales y cortometrajes de ficción en los que se nos explica de manera pedagógica diferentes características y situaciones que giran en torno a la discapacidad. Estos trabajos son útiles para su visualización en aulas y centros específicos y su objetivo divulgador es compartido y aplaudido.

No obstante deseamos un futuro para el subgénero de cine y discapacidad en el que la situación de discapacidad no sea el tema de los trabajos filmados, más bien una característica normalizada que acompaña a sus protagonistas, sean estos parte del equipo artístico o técnico. Es decir, superada la parte de la visualización y la difusión de las características y reivindicaciones de este colectivo, deseamos su normalización en la pantalla.

Muchas de las películas presentadas en el certamen en el apartado de cine sordo y algunos de los trabajos de ficción, tales como El vuelo de Coco (Andrés Román, 2009) o Sed de Aire (Emilio Viñedo, 2010), apuntan una manera de trabajar en este sentido que celebramos y compartimos.
 Pablo José Navarro García

2 comentarios:

  1. Anónimo says:

    de llarg una de les millors mostres de treball sobre les coses!!! se ha dejado leer muy bién! gràcies
    Aleix

  1. Unknown says:

    Interesante analisis que nos permite conocer material de calidad para trabajar con comunidades en discapacidad.

CC

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